Una imatge per deu milions de paraules. Oriol Junqueras és detingut a
Barcelona i introduït emmanillat en la part posterior d'un furgó policial que
ha de conduir-lo a Madrid. En el recorregut, ple de viratges forçats, eslàloms
impropis, perquè el cos del detingut xoqués amb tot el rellevant de l'interior
del furgó, li amenitzen el trajecte amb música a tot volum de “Himno de España” i la cançó "Que viva España" de Manolo Escobar. En entrar a la
presó se sent un enregistrament entre dos policies de la porta d'entrada:
"A este le arreglaran hoy el otro ojo".
Ja no feia falta
que es pronunciessin els tribunals de Luxemburg o Estrasburg.
Allò era el que
era: un atemptat flagrant, impropi no ja d'autoritats, sinó de simples éssers
humans. El Caín (feixista) de nou contra Abel.
Avui, per a la meva alegria interior, s'ha iniciat un procés contrari. Una
autoritat judicial europea ha fet el primer pas per a desemmascarar a tant atropellament
a la Llei i la Raó. A tan inepte cobert amb la toga, ideologitzada per les
pitjors criatures que ha donat i dóna aquest país d'espectacle vergonyós.
En
moments com aquest recordo més que mai a Antonio Machado:”
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra…
envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra…
Viendo las reacciones por
parte de los políticos «constitucionalistas» cualquiera pensaría que
efectivamente lo son. Defensores de ese texto que consagra la igualdad ante la
ley, el respeto a los principios fundamentales del Derecho, el cumplimiento de
las normas internacionales…. etcétera etcétera, están demostrando que en
realidad lo de ser «defensores de la Constitución» era lo que algunos siempre
hemos dicho: fachada y relato, pura pose. Porque lo único que le importa a
todos estos que llevan dos días escupiendo barbaridades, es mantener sus
«chiringuitos». ¿Cómo se traduce esto?
Sencillamente España ha sido
(y es) un entramado de chiringuitos, de «pa’quí pa’llá» superpuestos que ha
contado durante décadas con el conchabeo, la complicidad y el compadreo de
clases de distinto tipo: políticos, empresarios, y colegas dentro de las
distintas administraciones públicas. Periodistas, cadenas informativas y
grandes empresas. Cada uno cumpliendo su función para que la rueda siga
girando.
Pongamos un ejemplo (por supuesto
imaginario): el de aquella familia de señoritos que, a raíz de un golpe de
Estado (lo que ellos llamarán el «Glorioso alzamiento») se dedicaron a arrasar
con todo lo que pudieron. Le quitaron las tierras al «rojo comunista»,
aprovechándose de un sistema de denuncia anónimo, por el cual, a ese vecino al
que se la tenían jurada (a veces por pura envidia), le enviaban a una cuneta, o
a la cárcel o al exilio. Y se quedaban, por vía de expropiaciones y lo que
fuera menester, con las tierras, las propiedades, el dinero contante y sonante.
El golpe de Estado de los nacionalistas españoles en 1936 trajo consigo
asesinatos, violaciones, procesos «judiciales» aberrantes, y el empobrecimiento
de los «sometidos». A los que defendieron al república o les acusaron de ello,
les dejaron absolutamente en la ruina. Y a partir de ahí otros construyeron sus
emporios. Bastaría con revisar la Historia de algunas empresas que hoy son tan
punteras en nuestra economía.
Pasan los años, viviendo los
«vencedores» en un sistema -la dictadura franquista- que les enriquece
continuamente: a través de leyes creadas para ellos, de expropiaciones y
regalos que caen en sus manos como «agradecimiento a los servicios prestados».
Piensen en Queipo de Llano y la finca que le regalaron. Un sencillo ejemplo
entre otros tantos que nunca han sido depurados.
Llegó la «transición», por la
cual, se abría el pastel a algunos más, de manera controlada, y sobre todo, con
la condición de no revisar nada de lo sucedido anteriormente. Básicamente
porque como todos los emporios, fincas y bienes se heredan, las sagas
familiares han mantenido su control, sus posesiones y su poder. Y una vez
abierta la nueva fase «democrática», se encargaron de dejarlo todo «atado y
bien atado», a través de un sistema en el cual, los poderosos no verían
peligrar aquello que habían ido almacenando durante la dictadura. Para ello, se
han ido colocando en cargos políticos (algunos llevan ya casi el mismo tiempo
que duró la dictadura sentados en escaños); otros en la administración de
justicia -basta con revisar algunos escándalos recientes que ha protagonizado
la hija de algún juez para ver cómo funciona esta casta-. Se hacen sus leyes,
se las interpretan y además, tienen los medios de comunicación también dentro
de su «haber». Para ello, basta con revisar quiénes son los propietarios de los
principales canales de comunicación de este país y hacer un recorrido por la
historia. Son precisamente los emisores de propaganda, que fundamentalmente
consiste en que no se hable de sus socios, que no se destapen sus escándalos y
que se haga creer a la opinión pública que los problemas que tiene esta
sociedad son unos cuando en realidad son otros que quedan bien protegidos.
Su manera de actuar, la del
amiguismo, clientelismo, la de la trampa en su beneficio como norma, se ha
extendido de tal manera que al final ellos mismos creen que es así como se
hacen las cosas. Porque «usted no sabe con quién está hablando» es el lema para
este tipo de gente que controla los hilos.
Y claro: en Europa están muy
ocupados haciendo cosas. Entre otras, inyectándonos pasta durante estos años
para que pudiéramos incluirnos en un sistema capitalista donde España ha puesto
alfombras rojas a los poderosos, donde ha perdido aquello en lo que tenía
potencial para ser sostenible: pesca, agricultura, energías renovables… Pero lo
ha hecho manteniendo el mismo sistema: basta con revisar a quién van a parar
los millones de ayudas y subvenciones europeos, y no tardarán mucho en
encontrarse a estas familias de nuevo, a estos grupos de amiguetes que se las
saben todas para recibir dinero a costa de nada.
Sin embargo, Europa no era
solamente una manguera de dinero. También conllevaba otras cuestiones que a
España le han interesado más bien poco (normal): la justicia independiente (o
al menos más que otras), que ha ido marcando un camino por el que sus estados
miembro debían transitar. Y a España siempre le ha costado transitar esos
caminos, porque suponían tener que tomar medidas incómodas que cabrearían a los
que verdaderamente son Dueños de España (y olé).
Esos mismos son hoy los que
dicen que Europa es una vergüenza, que está contra España y su soberanía (¿de
qué soberanía hablan cuando España forma parte de una comunidad superior en la
que ha delegado precisamente ciertas competencias para un beneficio común?).
Ah, no: Europa molaba cuando nos daba pasta, porque éramos los pobrecitos
españoles. Ahora que Europa nos da un bofetón con la mano abierta por saltarnos
a la torera (y nunca mejor dicho) los procedimientos que garantizarían un
sistema independiente y objetivo, ahora es cuando Europa odia a España.
La reacción de González Pons,
Dolors Monserrat, Santiago Abascal, y tantos otros comentaristas que están
intentando hacer la cuadratura del círculo para no tener que reconocer que en
España se hacen algunas cosas muy mal, está siendo realmente digna de ver. Como
escuchar a Losantos soltar espumarajos, insultando a los tribunales europeos.
Ahora proponen poner fronteras de nuevo, salirnos de Schengen, incumplir
sentencias injustas. Ver para creer. Son ellos, esos de los que les vengo
hablando, los que ven peligrar sus chiringuitos, esos que tienen desde la cuna,
desde sus padres, desde sus abuelos. Lo que tienen es lo que son y no están
dispuestos a que nada ni nadie se lo cuestione: por eso hablan de honor, de
dignidad patriota y de tantos conceptos lejanos a la justicia real y a la
transparencia.
El bofetón no van a ser
capaces de encajarlo. Porque no les interesa. Porque tendrán que desviar la
atención para criticar cualquier cosa, no vaya a ser que su castillo de naipes
se desmorone y vean cómo, de redactarse leyes realmente justas para la
población y aplicarse sin interpretaciones torticeras, su situación de
privilegio se desvanecería.