Durante algo más de un mes he estado sin escribir nada. Me fui de exámenes; ya puse un cartel, y aunque aun estoy en ello hoy lo hago porque algunos amigas y amigos me lo han pedido, pero no por el hecho de escribir por escribir, sino para darme todos los ánimos posibles. Cosa que agradezco de todo corazón.
Durante este tiempo casi no me he preocupado de las noticias, por lo tanto poco podré comentar o dar mi opinión.
Nada ha cambiado en este tiempo amigos. En primer lugar tenemos: el contraste de la proverbial lentitud de la Justicia Española con la insólita rapidez de los trámites judiciales contra Garzón.
Continuo viendo al partido de la derecha española, el PP sin hacer otra cosa que esperar que el gobierno en el poder -votado por mayoría- se derrumbe solo, sin la ayuda de la oposición, o sea ellos, que su único fin es gobernar una España que parece que sea suya en propiedad. Como un cortijo.
Parece ser que definitivamente la crisis la pagaremos los de siempre. Los de siempre somos los pobres, claro. No la Iglesia ni la Monarquia ni los bancos.que estos no están para tonterías. Están para acumular.
También esperaba con ilusión que los políticos catalanes hubiesen ido a Madrid a recoger nuestro Estatut, o lo que queda de él. Pero no para utilizarlo, no, no, para tirarlo y hacer uno de nuevo, esto si, recordarles a estos señores tan sabios en leyes que de Catalunya no se van a reir más.
Otra cosa que me ha extrañado es ver que ha pesar de que cada vez hay más desafección y catalofobia, el independentismo no ha crecido tanto a pesar de todo. Con este "todo" incluyo a algunos medios que vuelven a la carga de los boicots a nuestros productos, a la insolidaridad y a la avaricia.
También me duele ver como en un desfile militar, se aplaude al Rey a más no poder y se abuchea a la ministra de Defensa Carmen Chacón, sin que me expliquen el motivo. Espero que no sea para recordarle que ella es una mujer y además catalana (como se decía al principio de su mandato). Porque si usamos la memoria veremos que otros lo han hecho pesimamente y se han ido de rositas.
Los telediarios retratan un despropósito moral tras otro. La corrupción impera, pero la gente se ve que les gusta y los siguen votando. En fin, las cosas están tan claras que empieza a parecerme inútil debatirlas. Y me encuentro sumido en plena fase ‘D’: decepcionado, desilusionado, deprimido, derrotado. No, no era esto lo que soñábamos.
Como dice LLuis LLach, Companys, no es això