Ahora, en verano, y
hasta que no se va el sol, tengo a los nietos agenda en mano controlando los
horarios de los dibujos animados. Afortunadamente a mi me cuentan como uno más del grupo. A las 16:10 pasan la más genial, y mira que incluso me salto La Pantera Rosa de las 15:35. Los niños
creo que aun no lo saben y si lo saben les pasa como a mi, que hago ver que no
lo se.
En la red podéis
encontrar informaciones contradictorias y diversas, pero en general estaremos
de acuerdo en que, a pesar del nombre, de ninguna manera el correcaminos es más rápido que el coyote. La
velocidad a la que se puede observar a un coyote corriente, (yo no he visto ninguno,
claro), es de unos sesenta kilómetros por hora. En cambio, un correcaminos,
apenas pasa de los treinta. Ah! Y no hace bic-bic o mic-mic. Mirar aquí.
Entonces, como es
que fallas siempre? Coyote! Yo no diré nada a los niños, pero a ti se te han acabado las excusas. Que sepas que no
aceptaré más fracasos. Atrapa aquel pajarraco repelente de una vez, por favor!
De todos modos, y
esto va por los que ya son mayores, las aventuras del coyote y del correcaminos nos permiten
pensar sobre algún concepto interesante. Por ejemplo, la vida del coyote es una
demostración continua de la Ley de Murphy. No importa la trampa que prepare,
siempre sale mal. Si algo puede fallar, fallará y de la peor manera posible.
Si el coyote
tuviera un poco de formación científica, seguramente prepararía sistemas
redundantes, o como se llama ahora en política un plan B, por si falla el
primero tener otros a punto. También haría ensayos previos, como los científicos, y dedicaría un rato a comprobar la calidad del material que le envían.
Ya se,
coyote, que puedes confiar en los productos marca ACME, pero no es buena idea
hacerlo a la “tun tun” y que salga lo que Dios quiera. Y pensándolo bien hace
muchos años que te sigo por la tele, y después de tanto tiempo de fracasos,
quizás ya es hora de cambiar de proveedor!
Una situación
habitual de la serie es cuando el coyote, en plena persecución del correcaminos,
va demasiado lejos y sale del camino para quedar flotando un metro más allá del
límite de un acantilado. Verdad? Se
mantiene allí hasta el momento que mira abajo. Tan pronto lo hace, comienza la
gran caída. Yo creo que en el mundo de los dibujos animados, la gravedad actúa sólo bajo conocimiento de causa. Quizás habría que añadir un parámetro a las
ecuaciones de Newton que tuviera en cuenta este factor. O quizás se trata de gravedad cuántica, afectada por el observador, y los pequeños de esto no se dan cuenta de nada,
verdad?
Pero esto nos
puede hacer reflexionar a los mayores sobre la realidad misma de las cosas.
Existen aunque nadie las observe? La pregunta parece una estupidez, y
seguramente es una gran estupidez, pero
ha generado intensos debates filosóficos y científicos. Qué es y qué no es real?
El coyote también
lucha contra una física increíble, -y a mi esto nunca me lo enseñaron en clase-
si queréis mirarlo veréis que está llena de parábolas caprichosas. Cuando tira
piedras, bombas, alguna máquina o incluso en la Wiquipèdia habla de un yunque; en fin, lo que sea, ayudado de grandes catapultas, no
importa para nada la velocidad inicial, la masa del proyectil, la densidad del
aire o la forma aerodinámica que le dé sin calcular nada. No importa lo que tire,
sea lo que sea seguirá una trayectoria que hará que el punto de caída siempre
sea justo encima suyo.
En un universo
donde la ley de Murphy se cumple y las de la física no, resulta comprensible
que el pobre coyote tenga problemas. Pero ya es hora de que aprenda de los
fracasos y comience a intentar nuevas estrategias.
Ya lo sabes, coyote: Si
quieres obtener resultados diferentes, deja de hacer siempre lo mismo. Hasta mañana,
amigo, y sin resentimientos, vale?
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