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dijous, 19 de desembre del 2019

Oda a Walt Whitman

El meu homenatge a Patxi Andión, en el dia en què  se n'ha anat, ha consistit a escoltar aquesta meravellosa versió que va fer de l'Oda a Walt Whitman de Federico García. La gent passa, en algun lloc les emocions queden. 


 “ODA A WALT WHIMAN”, de Federico García Lorca.
... Cuando la luna salga 
las poleas rodarán para turbar el cielo; 
un límite de agujas cercará la memoria 
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan... Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades, 
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises...y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada...



Walt Whitman

ODA A WALT WHIMAN

Por el East River y el Bronx 
los muchachos cantan enseñando sus cinturas, 
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. 
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas 
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas. 

Pero ninguno se dormía, 
ninguno quería ser el río, 
ninguno amaba las hojas grandes, 
ninguno la lengua azul de la playa. 

Por el East River y el Queensborough 
los muchachos luchaban con la industria, 
y los judíos vendían al fauno del río 
la rosa de la circuncisión 
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados 
manadas de bisontes empujadas por el viento. 

Pero ninguno se detenía, 
ninguno quería ser nube, 
ninguno buscaba los helechos 
ni la rueda amarilla del tamboril. 

Cuando la luna salga 
las poleas rodarán para turbar el cielo; 
un límite de agujas cercará la memoria 
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan. 

Nueva York de cieno, 
Nueva York de alambres y de muerte. 
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla? 
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo? 
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas? 

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, 
he dejado de ver tu barba llena de mariposas, 
ni tus hombros de pana gastados por la luna, 
ni tus muslos de Apolo virginal, 
ni tu voz como una columna de ceniza; 
anciano hermoso como la niebla 
que gemías igual que un pájaro 
con el sexo atravesado por una aguja, 
enemigo del sátiro, 
enemigo de la vid 
y amante de los cuerpos bajo la burda tela. 
Ni un solo momento, hermosura viril 
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles, 
soñabas ser un río y dormir como un río 
con aquel camarada que pondría en tu pecho 
un pequeño dolor de ignorante leopardo. 

Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho, 
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman, 
porque por las azoteas, 
agrupados en los bares, 
saliendo en racimos de las alcantarillas, 
temblando entre las piernas de los chauffeurs 
o girando en las plataformas del ajenjo, 
los maricas, Walt Whitman, te soñaban. 

¡También ese! ¡También! Y se despeñan 
sobre tu barba luminosa y casta, 
rubios del norte, negros de la arena, 
muchedumbres de gritos y ademanes, 
como gatos y como las serpientes, 
los maricas, Walt Whitman, los maricas 
turbios de lágrimas, carne para fusta, 
bota o mordisco de los domadores. 

¡También ése! ¡También! Dedos teñidos 
apuntan a la orilla de tu sueño 
cuando el amigo come tu manzana 
con un leve sabor de gasolina 
y el sol canta por los ombligos 
de los muchachos que juegan bajo los puentes. 

Pero tú no buscabas los ojos arañados, 
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños, 
ni la saliva helada, 
ni las curvas heridas como panza de sapo 
que llevan los maricas en coches y terrazas 
mientras la luna los azota por las esquinas del terror. 

Tú buscabas un desnudo que fuera como un río, 
toro y sueño que junte la rueda con el alga, 
padre de tu agonía, camelia de tu muerte, 
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto. 

Porque es justo que el hombre no busque su deleite 
en la selva de sangre de la mañana próxima. 
El cielo tiene playas donde evitar la vida 
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora. 

Agonía agonía, sueño, fermento y sueño. 
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía. 
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades, 
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises, 
los ricos dan a sus queridas 
pequeños moribundos iluminados, 
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada. 

Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo 
por vena de coral o celeste desnudo. 
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo 
una brisa que viene dormida por las ramas. 

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman, 
entra el niño que escribe 
nombre de niña en su almohada, 
ni contra el muchacho que se viste de novia 
en la oscuridad del ropero, 
ni contra los solitarios de los casinos 
que beben con asco el agua de la prostitución, 
ni contra los hombres de mirada verde 
que aman al hombre y queman sus labios en silencio. 
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades, 
de carne tumefacta y pensamiento inmundo, 
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño 
del Amor que reparte coronas de alegría. 

Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos 
gotas de sucia muerte con amargo veneno. 
Contra vosotros siempre, 
Faeries de Norteamérica, 
Pájaros de la Habana, 
Jotos de Méjico, 
Sarasas de Cádiz, 
Apios de Sevilla, 
Cancos de Madrid, 
Floras de Alicante, 
Adelaidas de Portugal. 

¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas! 
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores, 
abiertos en las plazas con fiebre de abanico 
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta. 

¡No haya cuartel! La muerte 
mana de vuestros ojos 
y agrupa flores grises en la orilla del cieno. 
¡No haya cuartel! ¡Alerta! 
Que los confundidos, los puros, 
los clásicos, los señalados, los suplicantes 
os cierren las puertas de la bacanal. 

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson 
con la barba hacia el polo y las manos abiertas. 
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando 
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo. 
Duerme, no queda nada. 
Una danza de muros agita las praderas 
y América se anega de máquinas y llanto. 
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda 
quite flores y letras del arco donde duermes 
y un niño negro anuncie a los blancos del oro 
la llegada del reino de la espiga.

  



2 comentaris:

xavier pujol ha dit...

Coneixia algunes cançons del malaguanyat Patxi Andion, però aquesta que adjuntes no recordo haver-la escoltat. Molt bona, Josep.

Josep ha dit...

Xavier, jo coneixia el poema però tampoc sabia que la cantava en Patxi Andión. De fet vaig començar a conèixer a Walt Whitman quan en Serrat va cantar un poema d'ell al Casino del Poblenou.
«Una hoja de hierba
Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.

Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.


El Vampir

    El Vampir  (The Vampyre) és un relat escrit per John William Polidori, que va néixer a Londres, el 7 de setembre de 1795, i morí a Londr...