De Alfonso a Fernández Díaz: “Les hemos destrozado el sistema sanitario”
En la nueva entrega, el aún director de la OAC,
presume de “español” pero recuerda que tiene “familia”
Salen a la luz unas grabaciones telefónicas
del ministro del Interior, el de la ley mordaza (para los demás; no para él)
con un alto funcionario de la Oficina Antifraude en Cataluña tratando de
encontrar (quién sabe si de fabricar) escándalos y delitos de qué acusar a sus
adversarios políticos, los independentistas. Probablemente, esto de que el
zapatones superior de la policía intrigue para cargar delitos inventados o
falsos sobre gente a la que quiere hundir, lo hacen todos. Hasta hay un
nombre, framing. Cuando la policía quiere cargarte un delito, hace un
registro en tu casa y casualmente "encuentra" medio kilo de cocaína
debajo de tu cama o de trilita en el el frigorífico. La diferencia con España
es que en España, como son tan malos, los cogen enseguida.
El principal responsable de la Ley
Mordaza estaba cumpliendo con su deber de caballero de la Orden de no sé
qué del Santo Seupulcro y los grandes expresos europeos a base de "cerrar
España" contra extranjeros, advenedizos, descreídos, infieles e independentistas.
Cerrar España con estos últimos dentro y sin posibilidad de moverse, ni hablar
ni actuar; a ser posible, presos ¡Qué no hubieran dado los interlocutores que
encontrar algún desfalco, algún latrocinio en el que enredar a los
independentistas! Incluso fabricando las pruebas. Pero no hay nada, al menos
nada parecido a lo que los del PP tienen montado.
Oriol Junqueras y otros dirigentes
independentistas pidieron de inmediato la dimisión de los dos Avinaretas, como
es lógico y como ya hubiera pasado en los demás países europeos. Pues que
esperen sentados. Estos pájaros no dimiten ni aunque los pillen con la mano en
el cepillo de la iglesia a la que son tan aficionados. Todo lo más puede pasar
que intenten aplicar la Ley Mordaza, esa inmundicia represiva, a los
adversarios. Por lo demás, dimitir, piensan, de qué y por qué? Nadie en este
gobierno de mangantes ha dimitido por nada como no hayan sido Ana Mato y José
Manuel Soria y esos dos estaban prácticamente ya en busca y captura judicial.
¿El resto? ¿Los demás, ministros, los presidentes de Comunidades Autónomas,
presidentes de organismos autónomos, los diputados, consejeros, alcaldes,
concejales, a salvo y de rositas e impartiendo doctrina sobre la transparencia
democrática, cosa en la que están tan versados como en la escritura lineal B.
¿Cómo va a dimitir nadie de esta cuadrilla
de indeseables, pertenecientes a un partido imputado penalmente si su
presidente, quien debiera haberlo hecho hace años, cuando se descubrió que,
además de su salario a cuenta del Estado, cobraba jugosos sobresueldos de
origen turbio, lleva cuatro y medio sentado en un sillón al que no tiene ningún
derecho moralmente hablando? Y no solamente es un tipo bajo sospecha sino
alguien muy activo en las medidas de su gobierno en favor de la transparencia
democrática, ninguna de las cuales ha servido nunca para nada ni se ha aplicado
jamás.
Y así, poco más o menos, son todos: la
vicepresidenta del gobierno es una ratita hacendosa que, además de haber
cobrado los correspondientes sobresueldos, aprovecha el cargo para mentir pro
domo sua y amenazar a la oposición.
El ministro de Hacienda, Nosferatu
redivivo, emplea su tiempo en diseñar amnistías fiscales para sus amigos,
colegas, deudos y mecenas del partido/asociación de malhechores.
El ministro de Exteriores, una especie de
chusquero sentencioso de cuarto de banderas, está especializado en enviar
analfabetos democráticos y necios a explicar n las cacillerías extranjeras la
grandeza de una Constitución a la que se opusieron con uñas y dientes.
El ministro de Defensa, un pavo estirado,
perteneciente al más rancio franquismo militar, que es como el franquismo del
franquismo, tiene muy satisfechas a las empresas de armamento en que trabajó antes
de dedicarse a endeudar su país hasta el agobio comprando armas que no necesita
para nada.
La ministra de Empleo ys Seguridad social,
principal responsable del gigantesco expolio de 40.000 millones de euros del
fondo de las pensiones, tiene a toda la corte celestial apuntada a paro a ver
si, por lo menos, se lo bendicen.
El ministro de Justicia, un catalán de
apellido y bobo de talante, tiene a todas las profesiones jurídicas en pie de
guerra por su fabulosa serie de fracasos de gestion.
El ministro de Educación, un petimetre que no entiende nada del negociado que le han encomendado, solo está interesado en mantener altas las tasas educativas para que la gente sin recursos no tenga que sufrir aprendiendo cosas.
El ministro de Educación, un petimetre que no entiende nada del negociado que le han encomendado, solo está interesado en mantener altas las tasas educativas para que la gente sin recursos no tenga que sufrir aprendiendo cosas.
Si ninguno de estos mendas dimite, ¿por qué
había de hacerlo el ministro de Interior porque le hayan pillado complotando
para fabricar marrones a los independentistas? Que se ande con ojo ese Oriol
Junqueras, no vayan a aplicarle la Ley Mordaza por falta de respeto a la
autoridad.
Publicado por Ramón
Cotarelo en 12:48 a. m.