Cuando muera le contaré todo a Dios“

Qué lamentable. Yo que no soy creyente pienso que toda esta inacabable miseria se resume en el capítulo 6 de Efesios. No tenemos lucha contra sangre y carne. El único consuelo que nos queda es saber que todas las cosas serán hechas de nuevo. Quizás sea como dijo Luther King: “la verdad desarmada y el amor incondicional tendrá la última palabra. Esta es la razón por la que el bien, derrotado temporalmente, es más fuerte que el mal triunfante”. 

“Cuando muera le contaré todo a Dios“. (“I’m gonna tell God every thing”)

Estas fueron las ultimas palabras antes de morir de un niño sirio víctima del horrible conflicto de su país, palabras que desgarran profundamente el alma. Es un niño que no comprende nada, pero que sabe muy bien que todo ese horror provocado por los adultos es monstruoso y quiere que Dios lo sepa. Lo sabrá si existe, claro, pero para el niño existe y no hay discusión en esto.

 A veces el mal que provocamos los humanos es tan enorme que clama al mismísimo cielo, pero parece también que solo prevalece el silencio. Otras veces, sin embargo, un aviso se produce, como si viniera de Dios mismo.

No importa que oficialmente la guerra esté prohibida  desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El corazón humano siempre se las arregla para justificar sus enfrentamientos y sus odios, en definitiva, para aniquilarse a sí mismo por su ciega sinrazón. 

Descanse en paz ese niño sirio, así como todas las víctimas inocentes de la historia.