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dimarts, 12 de febrer del 2013

alcoholismo



“Me han pegado y no me ha dolido, me han tundido y no lo he sentido, cuando me despierte volveré a buscarlo”. Libro de Proverbios, capítulo 23, versículo 29.

He visto pocas interpretaciones tan veraces como las de estos dos actores. ¿Es posible pasar de la alegría desmedida y artificial, a las ganas de morirse y terminar con todo, vivir en el terror más absoluto del qué pasará mañana? Pues lo es. Y si os apetece escuchar la banda sonora de la película aquí os la dejo mientras continuáis leyendo... 

Se suele considerar Días de vino y rosas (1962) no solo la obra maestra de Blake Edwards sino también una película pionera en el tratamiento del alcoholismo como una enfermedad y una lacra social. Únicamente la recomendable película de Billy Wilder Días sin huella (1945) se anticipó abordando este tema, aunque sin la profundidad de la primera.
Joe (Jack Lemmon) y Kirsten (Lee Remick), dos seres perdidos, faltos de afecto y enamorados son los protagonistas. Ambos sublimes. Capaces de sobrecogernos cuando se divierten borrachos, convincentes pasando de la euforia a la desolación, de la entereza al patetismo, según les dicta su estado emocional, ayudados de un excelente guión de J. P. Miller, basado en su propia novela. Todo queda dulcificado con la maravillosa banda sonora de Henry Mancini (ganadora del Oscar) que balancea suave como un mar tranquilo.


Hay que estar preparados para un intensísimo drama. Un puñetazo directo a la conciencia que despierta. La historia que aquí se nos cuenta no es solo una terrible crónica sobre el drama imparable de la bebida: es una historia de amor hacia un monstruo, un amor destructivo a tres bandas, a una botella y dos personas a cada lado.
Blake Edwards contó en una ocasión que recurrió a la hipnosis para la sobrecogedora secuencia en el motel, esa en la que el personaje de Jack Lemmon encuentra a su mujer, que se había marchado de casa días antes, totalmente borracha y suplicándole que beba con ella porque se ha vuelto una persona aburrida desde que está sobrio. Y él acaba bebiendo con ella.

 Esa es una de las escenas más dramáticas de la película y en la que radica el verdadero mensaje que intenta transmitir. El alcoholismo es una enfermedad de la que se puede salir con el tratamiento adecuado, pero en la que se debe prestar especial atención al entorno más cercano al afectado. Días de vino y rosas, uno de los primeros filmes donde aparece mencionado Alcohólicos anónimos, transita por esos caminos. Primero es ella quien deja la bebida para poder tener y criar a su hija. Y él sigue bebiendo y creyendo que su mujer no quiere seguirle. Después es él quien se rehabilita, pero ella ya ha vuelto a caer en la adicción.

 Alcohol, del árabe, cosa sutil. Y así, sutilmente, levemente y de forma poco perceptible, el alcohol va entrando en las vidas de Joe y Kirsten, como un hábito más. Ante la presión de un jefe, copas; con el recuerdo del padre severo, copas; al proyectar un futuro que no gusta, copas; sintiendo miedo de no estar a la altura, copas, copas. Y adicción.
No asistimos a borracheras simpáticas. Al contrario. Hielan la sangre. Avergüenzan. Como el duro golpe de Joe al estrellarse contra una pared de cristal. Como la inmediata escena de las flores robadas del jardín que son segadas con la puerta del ascensor, dejando unos tallos yermos como regalo de amor. No hay risas.
El proceso de denigración personal, familiar, laboral es imparable. Se encadenan los despidos por torpezas alcohólicas. Y la causa siempre es de los otros: el problema son las políticas de empresa, las envidias, las maniobras sucias para que otros trabajen, se justifican. El alcoholismo es la enfermedad del autoengaño. Si hay una enseñanza que destaca en Días de vino y rosas es precisamente la importancia de reconocer el gran engaño, necesario para romper el círculo vicioso de esta adicción: la copa que hace desaparecer la ansiedad se bebe compulsivamente para matar el síndrome de abstinencia, y ésta, la produce el alcohol. El alcohol no puede ser el remedio, es la causa.

cuando no se acuerda donde estondió la botella
Edward conoce todas las aristas del problema y no olvida criticar la hipocresía social que, sin duda, potencia el drama de esta enfermedad. No hay plano urbano que no muestre un bar o licorería con letreros luminosos que atraen como una farmacia de guardia. Una droga legal, cercana, barata. Una sociedad que se comporta con el alcohólico como la reina perversa del cuento de Blancanieves, disfrazada ofrece la manzana envenenada.
En definitiva, estamos ante una propuesta honesta, con clara intención de mostrarnos la realidad social del alcoholismo, las consecuencias de beber abusivamente, el despeñamiento hacia la adicción, el duro combate por abandonarla y la desigual fortuna en conseguirlo. Con más efectividad que un tratado médico o una clase magistral desde un púlpito.

¿Dónde está? Grita el hombre desesperado, ¿Quién me la ha robado? Pregunta a la noche, ¿Dónde está la belleza cuando no existen los motivos? ¿Y donde la paz entre nosotros si apenas podemos gestionar esa existencia que es la nuestra?.
La verdad finalmente cae por su propio peso y entendemos, como quien no quiere entenderlo, que fuimos engañados nuevamente y que si hubo belleza, solo pudo ser la de estos ojos que por ver, vieron caer incluso sus párpados. 

Frase para recordar: Recoged las rosas mientras podáis, largos son los días de vino y rosas, de un nebuloso sueño, surge nuestro sendero. Y se pierde en otro sueño


Información complementaria:
http://es.wikipedia.org/wiki/Lee_Remick
Fotos de internet. Serán retiradas a petición

10 comentaris:

Tot Barcelona ha dit...

Es un problema tan privado y tan intimo que no me atrevo a pronunciarme...Un abrazo ¡ salut

KRT ha dit...

Un gran problema, el de l’alcohol, que el pateix qui el té, però també els que hi conviuen. A Balsareny hi ha l’associació GADA (grup d’autoajuda per deixar l’alcohol, que fan una feina excel·lent ajudant aquells que reconeixen que tenen un problema i es deixen ajudar (aquesta és la primera condició: reconèixer-ho).

Amb tot, el millor seria la prevenció: però aquí topem amb el fet que beure (se suposa, amb mesura) és un costum social ben vist i acceptat. Després, tanmateix, trobem que de mesura, poca, en festes com el Carnaval, la Patum, els Sanfermins... que acaben al matí amb joves embriacs dormint pels carrers.

Fins i tot diades tan nostrades com la dels Traginers tenen, com a activitat juvenil destacada, la Ruta del Traginer, un “cercatasques” que va recorrent els bars del poble fins arribar al lloc on es fa el ball. Hi participa gent adolescent, que “se suposa” que no beuen alcohol, o que (com a molt) ho faran amb mesura, però... qui els ho controla?

No pas els organitzadors, com tampoc els de la Patum ni els dels Carnestoltes, ni els dels Sanfermins; ells et diran que els responsables del control són els bars, que ja tenen clar que no es pot servir alcohol a menors... Però davant d’una gentada que arriba tota alhora, de sobte i massificada, qui ho pot controlar?

I quan ja tens els divuit anys complerts? Si no et controles tu, qui et frenarà? Anant bé, algú ja t’arreplegarà d’allà on estiguis dormint la mona... És un problema, i gros, que només el sap qui se’l troba.

Qui desitgi posar-se en contacte amb l’Associació GADA, per oferir o demanar ajuda, pot fer-ho als telèfons que s’indiquen en aquest enllaç:

http://sarment.blogspot.com.es/2012/10/gada-autoajuda-per-deixar-lalcohol.html

Gràcies, Josep, per posar sobre la taula un tema tan important.

sentir1907 ha dit...

Hola Josep , la verdad esta película trajo un antes y un después , fué de las primeras versiones en nuestro cine en captar problemas de esta índole. Buena entrada compañero.
Saludos crack ¡¡

VISCA CATALUNYA ¡¡

VIVA ANDALUCÍA ¡¡

Abuela Ciber ha dit...

Y si se suben a un auto asi alcoholizados se convierten en asesinos.
Fatal.

Cariños

Josep ha dit...

Gracias por estar, Miquel.
Un abrazo.

Josep ha dit...

Ramon, jo opino igual, no es pot o és summament difícil controlar això. Jo he vist nens amb 14 0 15 anys, si arriba, pujar-los a una ambulància i escoltar a la infermera i el conductor dir que és un coma etílic, I això cada vegada va a més. Abans només era en les dates que cites i alguna més, però no es passaven de la ratlla com ara. I pel que fa a la venda, el bar no els vendrà però van a un Super i allà qui els dirà res, o el compren els que tenen 18 anys i la donen a un crio. I dels “botellons” ja no parlem.
I l'ajuda que se'ls pot oferir ja és bona, però si ells no volen no hi ha manera. "Ells controlen"diuen, i després hi ha no hi són a tems per la seva curació. És molt difícil. I encara sort que hi ha aquestes entitats que amb el seu bon fer salven a molta gent.
Moltes gràcies.

Josep ha dit...

Tienes razón José Manuel, fue la primera película donde se trató este tema con profundidad. Lo más curioso de todo esto es que el protagonista y el director eran alcohólicos.
Aquí en España por aquellos tiempos tampoco se bebía como ahora por lo cual no se si la gente hizo caso del mensaje o no. Lo que creo es que ahora no serviría para nada.
Un abrazo, amigo.

Josep ha dit...

Abuela, a pesar de que hay muchos controles en las carreteras siempre se escapa alguien.
Por aquí corre un torero que en plena borrachera chocó contra otro vehiculo y murió el otro conductor.
El torero machista esta suelto por la calle. No se si le harán juicio , pero yalleva unos años y no le pasa nada. También es cierto que la justicia española es lenta como un caracol.
Un beso.

Tamara ha dit...

No he tenido tiempo de avisar antes, ando liadísima, pero como estas apuntada a Fúndete conmigo, queríamos avisarte de que hemos organizado un para febrero, en el que nos gustaría que participaras, es una manera de dar publicidad a tu blog...

Un besazo

http://podemos-juntos.blogspot.com.es/2013/02/reto-de-febrero.html

Mª Trinidad Vilchez ha dit...

Recuerdo vagamente esta película, pero conforme te leía, me fuí acordando, no sabía lo del Delirium Tremens, y me impresionó, hace muchos años, tú me la has hecho recordar querido Josep, dos buenos actores muy buenos.
Y lo del alcoholismo es un problema muy grande, lo mismo que las drogas etc...Cuantas mujeres asesinadas por sus maridos por el alcohol, o drogas...Muchas demasiadas y la violencia de género va incluída en el alcoholismo.
También es la cultura, el vino el cava para celebrar algo, una fiesta, amigos cenas, yo lo hago todo, bebo y bebemos, siempre con responsabilidad y ya no por conducir, que es otro problema, sino porque hay que ser responsable de lo que comes y bebes, yo a diario mis dos litros de agua, nadie me los quita, instalé hara un par de años un aparato osmótico, en el lavadero y estoy encantado con él, porque beber el agua, que hize un post sobre ello, no se si te acuerdas, eso te daba asco, lleno una jarra y a la mesa, muchas veces al día.
Pero mañana voy de cena a casa de unos amigos y beberé una copa de vino siempre bueno y para los postres otra de cava, y mucha agua, y en la vida me he emborrachado, ni lo pienso hacer, es cuestión para mi concepto de educación, y todo con mesura es hasta beneficioso.
Un Petó y muy fuerte tu post, es bueno, muy bueno.
BFDS.

El llibre de la selva

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