Tenia ganas de leer
el libro Olor de Colònia,
de Silvia Alcántara. Es del año 2009 Me gusta el título que eligió, y la felicito por haber
escrito esta novela pasados los sesenta años, y que, además, parece que tuvo tanto éxito. Hace tiempo que esperaba que alguien hiciera una
novela instalada en la vida de las
colonias industriales en Cataluña. Mi opinión de la novela que es muy
recomendable por la originalidad de su ambientación (una colonia textil en los
años cincuenta) De verdad ha sido una suerte encontrarme con esta novela y
sobre todo con Sílvia Alcántara. Privada de aprender a escribir en catalán lo
hizo cuando ya era mayor. Esta mujer nacida
en una colonia nos ofrece en forma de libro. “Olor de colònia”, pienso que es una gran novela. Respecto al estilo
de la autora utiliza un lenguaje
sencillo, pero cargado de figuras poéticas
como: ” ..instal·lades al safareig tot
fent bugada i apedaçant el món…” o “…mentre esbandien la roba juntament amb les
misèries” o “…I a al cantonada d’un dia qualsevol hi va trobar el calaix de
l’oblit, i es resignà a guardar-hi les preguntes sense resposta.”
castellano
"..
Instaladas en el lavadero haciendo la colada
y remendando el mundo ..." o
"...
Mientras enjuagaban la ropa junto con las miserias" o "... Y en la esquina de un día cualquiera encontró el cajón del olvido, y se resignó a
guardar las preguntas sin respuesta.
Por el fenómeno socioeconómico de las
colonias industriales siempre me he tenido curiosidad. Todo ello técnicamente
me encanta: aprovechar la energía de los ríos para instalar cerca (sobre todo
en las orillas del Ter, el Llobregat y el Cardener) las fábricas (casi siempre
textiles) y montar unos pueblos artificiales y aislados. Yo pensaba de ellas,
casi siempre que era una estrategia
barata y perfecta para tener controlados a los trabajadores y evitar los
conflictos que, en la ciudad (sobre todo en Barcelona), ya estaban a la orden del día.
En parte no me equivocaba demasiado, supongo, porque hay
que pensar que la vida de la colonia genera muchas
dependencias que vinculan a la empresa. El patrón proporciona la casa, el
huerto, la educación para los hijos y cubre las necesidades básicas. La educación en los principios
católicos también se cultiva estrictamente en la vida de la colonia.
A cambio, el trabajador debe cumplir y ser dócil. Si
protesta, corre el riesgo de perderlo todo. Pero la verdad es que con las personas
con quien he hablado, que han sido bastantes, dicen que han sido felices en las Colonias donde han trabajado. Me explicaban que era tal el ruido que tenian su idioma propio. Hablaban con las manos. Y como casi no se oia la sirena, se usaban luces. Tenia que ser muy duro, y en realidad, la relación entre el patrón
y los obreros creo se basa en una falsa filantropía: un paternalismo asfixiante. El
patrón interviene en todos los aspectos de la vida del obrero, incluso con
quien festeja, con quien conviene que se case, etc....
Colònia Vidal |
Así, muchas colonias industriales se convirtieron en
aldeas con todo lo necesario para montar una estructura neo feudal o caciquista,
-siempre a mi parecer-: la casa del amo,
la iglesia, la escuela, la casa, el economato. Se controlaba, por tanto, la
educación de los futuros trabajadores, el ocio, e incluso se hacia creer en los
demonios a los
obreros creando unos valores de transacción propios, que indefectiblemente
debían gastar en el economato.
Inglaterra fue pionera en experimentar este tipo de medio
de productividad (los pueblos industriales). Pronto, sin embargo, aparecieron
algunas voces críticas que denunciaban las condiciones laborales de los trabajadores
en estas fábricas aisladas de los núcleos urbanos (jornadas larguísimas, empleo
infantil, control social...).
También pienso con la mentalidad actual, claro, y quizás los
pueblos industriales se aislaban y esto hacia que los obreros estaban
"protegidos" pero al mismo tiempo, dominados. Un edificio se puede
diseñar tanto para proporcionar seguridad como por constreñir. Las personas se
pueden educar bajo unos objetivos aparentemente filantrópicos o bien por
amoldarse a la vida de la fábrica.
Capellades |
El tiempo libre también viene impuesto en la vida de las
colonias. El domingo hay que ir a misa, luego se puede hacer un paseo o
trabajar en el huerto. Las mujeres se “distraían” en el
lavadero público o van a coser en el taller, y también hay un centro
social para cantar en un coro o participar en un pequeño grupo de teatro, hacer
excursiones, jugar al fútbol... Lo cierto es que las jornadas son largas y
queda poco tiempo libre. Lo poco que queda se debe invertir en estas
actividades inofensivas que tienen el visto bueno del patrón y del cura. Es
verdad que en estas colonias el efecto de prohibición de la lengua catalana no existe
porque hay un pacto Amo/Iglesia/Gobierno.
Uno de los teóricos sobre las colonias industriales en
Cataluña fue Prat de la Riba, en su Ley jurídica de la industria, de 1898,
argumentaba a favor de este modelo productivo y el revestía de una pátina
católica en contraposición a las propuestas laicas de Owen o Fourier.
“(...) En la colonia industrial
puede rodearse a los obreros de un medio completamente distinto, de un medio
sano. Se trata de un núcleo de población que va a formarse ante los ojos del
director o del dueño; éste es quien escoge el lugar, quien levanta el edificio, quien dispone las habitaciones
de los obreros. La ociosidad no es en ella permitida. Los incentivos
del vicio pueden ser desterrados. Cabe hacer independientes las habitaciones de
los obreros, de modo que cada familia tenga su domicilio y éste sea
suficiente a sus necesidades. Las diversiones pueden estar de tal modo
ordenadas y en tal forma dispuestas que eduquen e instruyan, en vez de
corromper. La educación de los niños puede estar en manos de quien forme de
verdad sus almas para el bien, en vez de correr a cargo de quien embrutezca su
inteligencia con toda suerte de errores o de faltas, en absoluto siendo
sustituidas por el libre vagar por las plazuelas.
Finalmente, las reuniones del
club pueden ser reemplazadas por las solemnidades religiosas y sus declamaciones
furiosas (s’entén les que es fan al club)
(se entiende por las que hacen en
el club) por las pláticas sencillas y
serenas del sacerdote.”
Mi opinión de la novela es muy recomendable en el
sentido de que sabe transmitir el ambiente asfixiante de la colonia en tiempos
de dictadura. Quizás me equivoque, pero a mí me parece una reminiscencia feudal a la manera burguesa, por supuesto mirándola desde la forma
actual
En cuanto a Las Colònies, os
recomiendo visitarlas
un domingo de noviembre es un buen día para ver el excepcional Parque Fluvial
del Llobregat. Si no lo habéis
hecho nunca, no perdáis
esta ocasión. Se trata de un
patrimonio de primer orden mundial. Entre
Manresa y Berga, todo el río está lleno de antiguas colonias industriales
textiles. Una lección de historia viva. Cada colonia tiene su atractivo: casas
de los obreros, la casa del dueño, la fábrica, las turbinas, la presa, el
canal, la escuela, el economato, el bar, el cine, la iglesia … Testigos de
piedra de una manera de vivir que ya ha pasado para siempre. Hay colonias que
son un museo. Otros siguen habitadas, en funcionamiento, llenas de familias y
de vida. Si quereis dar una vuelta, hacerles una visita, podeis subir cualquier
fin de semana. La colonia Vidal, por ejemplo, es fantástica.
Otras fotos extraidas de internet. serán retiradas a petición