l' Assemblea de Catalunya

El 7 de noviembre de 1971, mañana hace 40 años, un grupo de unas trescientas personas ligadas a partidos políticos, entidades culturales, sindicatos y asociaciones más o menos clandestinas se reunieron en secreto en la iglesia de Sant Agustí, en el Raval, en el epicentro de Barcelona, ​​para constituir la Assemblea de Catalunya  (AC), un órgano unitario que tenía como objetivo reivindicar las libertades políticas e individuales de Catalunya y España.

Constituidos sin un liderazgo concreto, este organismo era el sucesor de la Taula de Forces Polítiques, creada la noche del 9 de marzo de 1966 para organizar el apoyo a los estudiantes encerrados als Caputxins de Sarrià, y que reunía por primera vez después de la Guerra Civil los democristianos de UDC y los comunistas del PSUC. Una plataforma que se convirtió, en 1968, en la Coordinadora de Fuerzas Políticas para formular por primera vez una propuesta integral y colectiva de acción democrática.
L’ Assemblea de Catalunya hacía el año 1971 un paso más en la lucha antifranquista y por ""la llibertat, l'amnistia i l'Estatut d'Autonomia", que era el eslogan que se coreaba en las manifestaciones convocadas a principios de los años setenta por AC, y que reunía a democristianos, comunistas, socialistas, nacionalistas, independentistas, sindicalistas, universitarios, colegios profesionales, organizaciones culturales y asociaciones de vecinos. Un movimiento que tuvo un papel protagonista hasta la transición política.

L’ Assemblea nació cuando el tardofranquismo recuperaba el ejercicio de la represión ante la vitalidad política de la sociedad catalana y no era extraño que la reunión constitutiva se hiciera en una iglesia. Desde el 1966, cuando una manifestación de un centenar largo de sacerdotes contra la tortura aplicada por el régimen fue aplastada por la policía en la Via Laietana -Ignacio Agustí los calificó de "bonzos incordiantes" desde las páginas de Tele / eXprés, diario que dirigía, con un artículo que le costó el cargo-, los clérigos de base, también el monasterio de Montserrat, apoyaban ofreciendo refugio a las actividades antifranquistas.

Un informe policial de 1972 afirmaba que "la protección del clero progresista en Comisiones Obreras aún más descarada en Barcelona que en Madrid, y hay un alto número de sacerdotes con una virulencia oral y escrita que puede equipararse a la de los líderes obreros más exaltados”.

La actividad de AC dirigió básicamente hacia dos objetivos: el de justificar la reivindicación de l’ Estatutdel 1932 y el del uso del catalán "en todos sitios y todos los niveles" con el fin de concienciar a la ciudadanía de procedencia inmigrante sobre los contenidos básicos de la lucha por el autogobierno como parte fundamental de la ansiada democracia, objetivo que cumplió con creces.

La Asamblea se fue organizando por el territorio hasta convertirse en el fenómeno de masas más amplio en Catalunya desde 1939. Hasta el punto que ni la "caída de los 113", el 28 de octubre de 1973 en la parroquia de Maria Mitjancera, no pudo descabezar el movimiento.
Por el contrario, las reivindicaciones de la Assemblea de Catalunya  se convirtieron en objetivo de una gran mayoría de catalanes. Hasta que la legalización de los partidos y la celebración de elecciones convirtió en obsoleta una plataforma que, sin duda, dio frutos excelentes.


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